AQUÍ TENIU EL CONTE DEL CONCURS DE DIBUIX!
ÉS UNA ADAPTACIÓ D'UN CONTE DEL LLIBRE "Cuentos alrededor del mundo: España" de Vaughan.
FIGURAS DE PASTA
Pedro era un niño de ocho años,
casi nueve, ya que se acercaba el día de
su cumple que coincidía con la feria de Abril, una gran fiesta en Sevilla. Sus
padres eran los dueños de la famosa pastelería de Campana, un establecimiento
de toda la vida situado en una de las calles más famosas de Sevilla, la calle
Sierpes. Durante esta época la familia tenía que trabajar mucho puesto que sus
famosos polvorones y toda clase de dulces sevillanos, se horneaban esos días
por miles.
Pedro estaba solo y se aburría
porque sus amigos-para-toda-la-vida, Roberto, Paula y Fran, pasaban esos días
jugando, visitando el parque de María Luisa, la ribera del río Guadalquivir y
otras maravillas de Sevilla. Empezó a odiar estas fechas y sus padres se dieron
cuenta de que estaba perdiendo la alegría de cumplir años.
Una mañana, Pedro, como no tenía
nada que hacer se fue con sus padres Juande y Rocío a la pastelería. Estos
pensaban que era mejor que les acompañase aunque estaban preocupados porque se
notaba que se aburría. Así que idearon un plan: cocinarían figuras de pasta y
cuando Pedro apareciera tendría docenas rodeándole.
-¿Qué es esto, mamá, papá? ¿Me lo
puedo comer? –dijo Pedro.
-Cariño, esto son figuras de
pasta. Mamá y papá las han hecho para ti.
-Pero… ¿Qué puedo hacer con
ellas? –preguntó curioso Pedro.
-Puedes jugar. Con tu imaginación
puedes darle forma y vida, espíritu y alma. Puedes hacerlas vivir.
-Mamá, no creo que sepa hacerlo,
es raro.
-Escúchame, imagínate un mundo
lleno de niños de diferentes colores, ciudades y países. Pues las figuras
representan a cada persona, y las puedes pintar y darles la forma que te guste.
-¡Suena genial! ¿Queréis jugar
conmigo?
Juande y Rocío le enseñaron un
nuevo juego al que podía jugar en cualquier lugar que estuviera ya que sólo
necesitaba imaginación. Sus padres, atendían la pastelería y, a ratos, jugaban
con él. El pequeño Pedro empezó a recuperar la alegría de cumplir años de nuevo
porque sus padres le enseñaron que la gente sólo necesitaba la imaginación para
jugar. Al mismo tiempo entendió lo que significaba compartir.
Así que decidió llamar a sus
amigos-para-toda-la-vida y enseñarles el nuevo juego, aunque no fue demasiado
bien.
-¿Pedro, qué es esto? ¿Tienes
algún juguete nuevo? – preguntó Roberto.
-No Roberto, no tengo ninguno
nuevo. Pero tengo unas figuras de pasta y os voy a mostrar cómo jugar.
-Sólo es pasta Pedro. ¿Dónde
están los juegos y los juguetes? ¿No te han regalado muchas cosas para tu
cumple?– Preguntó Paula.
-No, ¿qué quieres decir con
“muchas cosas para mi cumple”? –preguntó un inocente Pedro.
-Roberto, ¿has oído? No tiene
regalos de cumple, ¡Ninguno! Ha sido un chico malo –dijo Paula mientras reía.
-¿Pero qué dices, Paula? No he
sido malo.
-Yo para mi cumple tuve muchos
regalos nuevos, así que me voy a mi casa a jugar con ellos. Paula, ¿te quieres
venir conmigo a jugar? O sea, ¿a jugar con juguetes reales? –Aclaró Roberto.
Se fueron a casa de Roberto y el
pequeño Pedro se quedó sin entender lo que había ocurrido.
Días después, Pedro estaba en la
pastelería jugando con sus figuras y se quedó dormido... o tal vez no! El caso
es que las figuras de pasta, empezaron a
moverse solas... ¡Y a hablar!
Le contaron que necesitaban de la
ayuda de Pedro. En el mundo de las figuras de pasta, existía una especie de
figura amarilla monstruosa, con 2 cabezas y cuatro brazos. Decían que era muy
malo y que tenía una batidora por arma, y se dedicaba a triturar a las figuras
de pasta que encontraban solas en la trastienda.
-Pero… ¿Y qué queréis que yo
haga? –dijo Pedro con los ojos como platos.
-Tienes que ayudarnos a
destruirlo… no podemos seguir viviendo con este miedo.
-Yo.... yo sólo no voy a poder!
-Llama a tus amigos... aquellos
que creen que jugar con figuras de pasta es aburrido!!
Pedro siguió las indicaciones de
las figuras de pasta; Llamó a sus amigos con la excusa de invitarles a merendar
dulces y ellos acudieron rápidamente a la pastelería.
-Chicos... sé que os he prometido
dulces, pero primero me tenéis que ayudar en una misión. Tenemos que encontrar
a una figura monstruosa que tiene atemorizadas a todas mis figuras.
-¿Todavía sigues con tus figuras
de pasta? Mira, si quieres puedes venir a mi casa y elegir un juguete, te lo
regalo…
-¡¡No Roberto!! Esperad, si no me
creéis, que os lo expliquen ellas.
Pedro trajo todas sus figuras de
pasta, y la figura marrón, con sombrero, pajarita verde y pantalones de
chocolate, les explicó a Paula, Roberto y Fran el gran problema. Cuando terminó
de contarles, los cuatro amigos se reunieron un momento e idearon un plan: Con
plastilina crearían una figura y la dejarían encima de unas ollas; ellos se
esconderían detrás de las neveras con un saco de tela y unas cucharas grandes.
Los cuatro grandes
amigos-para-toda-la-vida se pusieron delantales blancos y gorros de cocina y se
fueron a sus puestos! Para que la espera fuera más dulce, Pedro cogió unos
bombones de colores y unos pastelitos.
Estuvieron detrás de las neveras
unas dos horas.... sin novedad. Justo cuando Fran abría la boca para quejarse,
Paula le tapó la boca y le hizo señas con la cabeza... Allí estaba la figura
monstruosa. ¡Era enorme! Llevaba una camisa de merengue, ojos de lacasitos
rojos y pelo de birutas de colores... Era terrorífico! Tal y como les habían
contado las figuritas de pasta, la gran figura amarilla llevaba en uno de sus
brazos una batidora... y se estaba acercando a la figura de plastilina…
Los cuatro amigos se miraron a la
vez y contaron hasta cuatro...uno...dos... tres.... YA!
Salieron de detrás de las neveras
y rodearon la mesa donde estaba la figura monstruosa. La figura no se asustó,
encendió su batidora. Roberto y Pedro se acercaron para molestarle. Mientras,
Fran con su cuchara grande desarmó a la figura y Paula la metió en el saco.
¡¡No creáis que fue fácil!!
Con la gran figura dentro del
saco sin parar de moverse, los cuatro amigos encendieron el horno, y empezaron
a preparar los ingredientes para hacerle una nueva cara y un nuevo traje,
porque era demasiado terrorífico.
Fran propuso empezar por
cambiarle el color de piel. Con un tinte alimenticio de color verde esperanza,
le tiñeron todo su cuerpo. A continuación, le dibujaron una gran sonrisa con
sirope de fresa. Le cambiaron los ojos de lacasitos rojos, por unos de bolitas
de anís. Con la manga pastelera, le dibujaron una pajarita de nata y con crema
de cacao, una camisa de rayas.
-¡Terminado! -dijo Pedro - Ahora
sólo falta el toque final: Con este pincel, hay que barnizarlo con clara de
huevo.
-¡Egggs! ¿Y eso por qué Pedro?
-dijo Paula horrorizada.
-No sé, se lo he visto hacer
millones de veces a mis padres. Hacen que las pastas tengan un toque especial.
Una vez “bronceada”, metieron a
la figura renovada en el horno, durante 20 minutos. Una vez fuera del horno,
las otras figuritas de pasta prepararon una gran merienda de bienvenida a la
figura renovada y feliz. También aprovecharon la ocasión para agradecer a
los-amigos-para-toda-la-vida su increíble faena.
Fue así como prepararon una mesa
llena de galletas, dulces, bombones, piruletas y batidos de vainilla.
¿Qué mejor merienda se puede
hacer, que todos juntos?
FIN
MOLTA SORT! :)